sábado, 3 de octubre de 2015

400 muertos por deslizamiento de tierra en Guatemala

Ha vuelto a ocurrir y una vez más estoy escribiendo un post sobre la imprudencia humana, los desastres del ordenamiento territorial y la dinámica de la naturaleza. En esta ocasión ha sido en la colonia El Cambray II de Santa Catarina Pinula, a 15 km al este de la capital de Guatemala. El 1 de octubre de 2015, un gran deslizamiento de tierra sepultó gran parte de la aldea del Cambray II, dejando un saldo preliminar de 400 desaparecidos, que muy probablemente estén muertos, debido a la magnitud del derrumbe. La prensa comenta sobre lluvias fuertes en la zona, pero he estado revisando los registros pluviométricos de la última semana y no hay lluvias particularmente intensas en el lugar. Lo que sí hay es un registro satelital, de muchos deslizamientos previos en la última década y aún antes. La aldea o lo que queda de ella, al igual que las otras de las que he escrito algunos post, está enclavada en un valle flanqueado por pendientes abruptas e inestables. 

Figura 1.- Imagen satelital de 2014, donde se evidencian múltiples deslizamientos previos al del 1 de octubre de 2015. Una gran sombra se proyecta desde la pared del deslizamiento, que se ubica aproximadamente al centro de la imagen. Era evidente que algo de esta magnitud volvería a ocurrir.

El nuevo deslizamiento parace estar ubicado en el flanco derecho del que se observa en la figura 1, a juzgar por la casa de techado blanco visible en ambas imágenes, que sirve como punto de referencia. Esto sería al oeste, teniendo en cuenta que en la figura 1 en norte se ubica hacia abajo.

Figura 2.- Toma aérea del deslizamiento del 1 de octubre de 2015, en El Cambray II. La diferencia de altura entre la parte superior de la pared del deslizamiento y el valle, es de aproximadamente 100 metros.

Aunque algunas personas han sido rescatadas con vida de entre los escombros, estoy convencido que se trata de las que se encontraban en los márgenes del cuerpo del deslizamiento. Considerando la magnitud de este derrumbe y el tiempo transcurrido desde que se produjo, creo que las posibilidades de encontrar a más personas con vida son extremadamente bajas. Este tipo de eventos continuarán ocurriendo mientras se hagan estudios de riesgo, pero las medidas para evitar el desastre no sean tomadas. A mi juicio, las personas de esta aldea debieron ser desalojadas, incluso contra su voluntad y trasladadas a lugares seguros con apoyo económico para construir nuevas viviendas. 

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